«Comedores de excrementos»: un insulto peculiar para los médicos de la Antigua Grecia.
Sé que el título de esta entrada puede resultar de lo más escatológico, pero desde hace tiempo quería aclarar el origen de esta expresión que tantas veces aparece en mi novela.
Comedores de excrementos, koprophágoi, era el término que usaban los autores cómicos en la Antigua Grecia para referirse a los médicos de aquella época. La razón por la que los llamaban así viene a raíz de los métodos usados por los afanados físicos cuando buscaban un diagnóstico certero para sus pacientes. Huelga decir que en aquel entonces no contaban con los modernos instrumentales médicos para diagnosticar que existen hoy, por lo que estos profesionales debían ingeniárselas como podían para hallar la causa de los males. Para ello no les quedaba otra alternativa que valerse del uso de todos sus sentidos. Sí, de todos, incluso del gusto.
Asclepio, dios de la Medicina en la Mitología Griega.
La sensación de cuerpo del paciente fue el metrom del médico hipocrático, su principal criterio para encontrar la causa de la enfermedad. Como dije arriba, no les bastaba con oír, oler, palpar y observar pormenorizadamente, sino que, además, necesitaban hacer uso del gusto, por lo que la exploración gustativa del sudor, la piel, las lágrimas, el moco nasal e incluso el cerumen era parte de su ritual de exploración.
Creo que así se entiende que los asclepíadas hipocráticus fuesen llamados en las comedias, de manera irónica, «comedores de excrementos». Aunque, no sé ustedes, pero yo, más que un insulto, lo veo como uno de los más elevados timbres de gloria de aquellos valerosos médicos.
¡Un abrazo!
Fuente:
Imagen obtenida de Pixabay
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