¿Cómo era una vivienda en la Atenas Clásica?


¡Hola a todos/as!


Si hay algo que nos produce pereza al leer una novela histórica, son las extensas descripciones. Aunque, en general, es algo que puede resultar tedioso en cualquier género literario, en la novela histórica parece más habitual encontrar páginas y páginas dedicadas a los detalles de las construcciones, la decoración, los materiales, los tejidos…

Por eso, los autores que tenemos un blog contamos con una herramienta valiosa para evitar el abuso de estas descripciones. Gracias a ello, todo lo que no queremos incluir en las páginas de nuestro manuscrito puede estar en nuestra web, permitiendo que el lector, si siente curiosidad, acuda a ella para comprender mejor el contexto de la sociedad sobre la que está leyendo.

En este caso, me dispongo a explicar cómo eran las viviendas en las que habitaban nuestros queridos personajes


Uno de los lugares mejor conservados para hacernos una idea de cómo eran las viviendas particulares de los atenienses es la ciudad de Olynthos, situada al norte de Grecia. Gracias a las excavaciones realizadas allí, sabemos que, pese a la grandiosidad de los edificios públicos atenienses, las casas de esta ciudad no eran en absoluto llamativas. Su arquitectura modesta las hacía pasar desapercibidas y, al parecer, esto se debía a que la vida de los atenienses —al menos la de los hombres— transcurría en las calles, concretamente en el ágora, y no bajo los techos de sus hogares. Las casas eran pequeñas, y todas las habitaciones se distribuían alrededor de un patio central, verdadero corazón de la vida familiar. Con frecuencia, los arqueólogos han descubierto en estos patios numerosos altares dedicados a los dioses preferidos de cada familia.

El andrón, o habitación de los hombres, se ubicaba en un extremo de la casa y era el lugar donde los varones se reunían para celebrar sus conocidos simposios o banquetes. Las mujeres, en cambio, habitaban en el gineceo, donde dormían y trabajaban el tejido. Tenían prohibido acceder a otras estancias de la vivienda mientras hubiera hombres ajenos a la familia en el interior.

El patio central era el espacio de reunión por excelencia, donde se llevaban a cabo sacrificios religiosos en ocasiones especiales, como los matrimonios o las anfidromías. Durante el día, este lugar era especialmente concurrido por niños y esclavos.


 
Si la familia era adinerada, podía contar con un baño privado, que incluía una bañera de barro, además de una letrina. Esta habitación solía estar cerca de la cocina para aprovechar el flujo de agua utilizado al lavar la vajilla y así arrastrar los desechos al exterior. En cambio, las familias más humildes debían acudir a los baños y letrinas públicas o hacer sus necesidades en tinajas.


Dado que la principal ocupación de las mujeres era el tejido, era común encontrar coloridos cojines, colchas, cortinas y alfombras elaboradas en todas las habitaciones. El mobiliario ateniense estaba compuesto principalmente por klinai (lechos de reposo), butacas, lechos de mesa—ya que muchos comían recostados—y baúles, cuyo lujo variaba según la riqueza de sus dueños.


Vista del ágora y Vía Panatenaica hasta la Puerta Dípilon, al fondo.
 Las construcciones se desarrollaban en torno a la Acrópolis hasta alcanzar los límites de sus murallas. Extramuros, se extendían las casas de los modestos agricultores y ganaderos de la ciudad. En cambio, cerca de la Acrópolis se situaban las viviendas de las familias más adineradas, que eran notablemente más amplias que aquellas ubicadas en las zonas más alejadas de la colina.

Las calles eran estrechas y abigarradas, generalmente sucias e insalubres, incluso en los barrios más pudientes. Sin embargo, ya en la época clásica existía un sistema de recogida de basuras, llevado a cabo por funcionarios especializados.

En general, las viviendas tenían una sola planta, aunque las de los más pudientes podían contar con dos, conectadas por una escalera de madera. Los materiales de construcción solían ser adobes secados al sol, piedra para los cimientos, techos de tejas y suelos de tierra aplanada en las casas más humildes, o de cerámica en las de familias con mayores recursos.

Todo indica que, durante el periodo helenístico, las viviendas comenzaron a construirse con materiales más nobles y adquirieron una estética más refinada, aunque seguían manteniendo la esencia de la casa griega clásica.

Les dejo un video donde podrán echar un vistazo al interior de una vivienda ateniense en la Antigua Grecia.
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