Concurso literario: una experiencia muy motivadora para mí.
¡Hola a todos/as!
Reconozco que cuando empecé a escribir ignoré, al menos al principio, todo lo que tuviera que ver con la publicación de la obra una vez terminada. Puede que parezca insensato, pero yo solo me limité a volcar sobre el papel la historia que tenía en mente y preferí dejar para el final esas cuestiones. No obstante, una vez finalizado el manuscrito, aproximadamente un año después de empezarlo, comencé a preocuparme por encontrar una digna salida a mi recién acabada obra. Por una parte, sentía cierta tranquilidad; sabía que existía la opción de la autopublicación. Pero, como es de entender, primero quise informarme acerca de las salidas «tradicionales» que podrían resultar viables.
Nada más empezar a bucear por la red me topé de bruces con la realidad del nada halagüeño panorama con el que nos encontramos los autores noveles. Solo diré que la conclusión a la que llegué tras eso fue una clara y rotunda: enviar mi manuscrito a una editorial no era una opción. Actualmente las editoriales están cerradas a cal y canto para los creadores noveles. Así nos lo hacen saber para que no nos ilusionemos demasiado, digo yo. Por tanto, ¿qué otra opción nos queda antes de abrirnos una cuenta en una plataforma de edición digital? Aún quedaba otra alternativa. Si bien las editoriales no aceptaban manuscritos sin recomendación, sí lo hacían si el autor era reconocido, por ejemplo, gracias a ganar o ser finalista de algún concurso literario (también a través de un agente literario, pero es casi tan difícil acceder a uno como a una editorial seria).
Así que corrí a informarme sobre qué concursos resultaban interesantes para el género de mi novela. No tardé en encontrar uno que reunía todos los requisitos: parecía serio, el premio era suculento para un autor novel, y encima una editorial seria publicaría la novela ganadora. Estoy hablando del Certamen Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Úbeda”. Contaba, además, con otro aliciente, ya que, al ser un concurso solo para Novela Histórica, habría menos competencia. Una de las cosas que más me llamó la atención, además de todo lo anteriormente citado, fue que el año anterior, en la VI convocatoria, ninguna novela se alzó con el premio por no haber encontrado una con la suficiente calidad para merecerlo. Eso me terminó de convencer: había un jurado serio y el premio se entregaba realmente a quien lo mereciera por la calidad de su escrito… o se quedaba sin entregar. Una vez decidida, me puse manos a la obra. Pulí un poco más el manuscrito y por fin redacté mi sinopsis.
Cuando estaba a punto de enviarla me surgió una duda, en realidad, la única duda que casi me impide participar. En el segundo certamen del mismo concurso, una novela que narraba una historia inspirada también en la médica ateniense se había alzado merecidamente con el primer premio. Es lo malo de inspirar una novela en personajes históricos reales, que no es de extrañar que alguien haya escrito sobre él con anterioridad. Aun así, pensé que, aunque ambas estuviesen inspiradas en el mismo personaje, las historias estaban planteadas en su inicio, trama y desenlace de un modo completamente diferente, por lo que crucé los dedos, pulsé enter y ¡enviado!
Después de ese día pude relajarme realmente. Llevaba un año inmersa al cien por cien en la escritura de La médica de las mujeres, tanto en la propia narración como en la documentación, corrección… Un año de trabajo duro y de muchas ilusiones puestas en el manuscrito. Casi cinco meses después, el día del fallo del concurso estaba cerca. Reconozco que algunas semanas antes había notado un pellizco en el estómago al pensar que, tal vez, por qué no, pudiera salir vencedora en esa criba. Luego venía a mi cabeza la idea de la cantidad de gente instruida que habría mandado la historia y volvía a pisar el suelo, pero ¡qué maravilloso era todo visto desde mi nube! En fin, a falta de unos días para que saliera el fallo del jurado, y más nerviosa que nunca, recibí un correo electrónico de uno de los miembros del certamen literario. En él me decía que, si bien mi novela no había pasado a finalistas porque, como yo imaginaba antes de enviarla, no consideraban apropiado premiar dos novelas que narraran historias semejantes, al comité de lectura le había parecido que tenía la suficiente calidad literaria y era una historia tan buena que la habían mandado directamente a la editorial. Tras una llamada telefónica, me confirmó la noticia y me pidió el manuscrito en formato Word (para quien no lo sepa, esta es una buena señal). No sé como pude terminar la conversación. Había enviado la novela a última hora y, aunque tenía ilusiones, las esperanzas eran más bien pocas. Sin embargo, ahí estaba mi primera obra literaria, sobre el flamante escritorio de un editor, ¡de un editor de verdad, de los serios!
De eso hace ahora seis meses, más o menos. Sí, sé que todavía estoy dentro del plazo que se suelen tomar las editoriales para dar una respuesta…, pero, a día de hoy, no lo han hecho. Sin embargo, la sola idea de saber que un comité de expertos lectores considera mi novela un trabajo digno de ser publicado ha sido recompensa suficiente para mí. No puedo estar mas agradecida por esa llamada, y la he celebrado cada día desde que sucedió. ¡Ay, con qué poco nos conformamos los autores noveles!
Mucha gente me felicitó entonces y me animó a seguir presentando el manuscrito a más concursos mientras esperaba la respuesta de la editorial. Aunque yo no lo he hecho ni pienso hacerlo. Puede que suene demencial, pero me conformo con esa palmadita en la espalda. Ha llegado la hora de publicarla, mejor dicho, de autopublicarla. ¿Por qué?, ¿a qué se debe tanta prisa?, me preguntan. Pues sencillamente porque necesito cerrar este ciclo. Hasta que no la publique, hasta que no sea leída al menos por un pequeño grupo de personas, no sentiré que el punto y final esté bien puesto. Los personajes de mi novela ya están listos para contar sus aventuras a oídos extraños… para eso los he creado. De nada sirve que se esté llenando de polvo en un cajón mientras su creadora espera por un premio que puede no venir nunca; por un golpe de suerte que tal vez jamás llegue, cuando yo misma puedo propiciarlo simplemente autopublicando. Y eso mismo es lo que estoy a punto de hacer.
Me alegra anunciar que la fecha de la publicación de El sueño de Agnódice será mañana martes, 16 de abril. Saldrá en las principales plataformas (Amazon, Smashwords, Kobo, Barners & Noble, Overddrive, iBook...) a un precio de 3,99 euros, y tendrá la opción de permitir leer gratuitamente un 10 % de la novela antes de decidirse a adquirirla.
Muchas gracias por leerme y por estar ahí.
Rosaura Hernández Soto.
Y en iboooook! Dale morena!!
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Pauline. Me conformo con un pellizco de la suerte que tuviste tú en esa plataforma. Gracias por comentar! Besos.
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